Malditos estereotipos de cuerpos perfectos
- perspectivatransfeminista
- 11 sept 2019
- 4 Min. de lectura
En prácticamente toda mi infancia y adolescencia me sentí incómoda con mi cuerpo, desde los 6 años que tenia problemas de obesidad y desde los 12 empecé a ir a nutricionistas. En ese entonces la “solución” era hacer dieta, restringirme de probar cosas, tener un permitido por semana…de ahí mis atracones en los cumpleaños con chicitos y alfajorcitos de maicena, alternando uno a uno, con la idea fija en la hora de la comida y no tanto en los juegos. Una vez, en el cumple de un compañerito (tendríamos 9 años) hicieron un vídeo y al terminar el cumple lo pusieron en la tele donde me enfocaban a mi cada vez que iba a manotear algo de la mesa mientras todos los demás jugaban, mis compañeritos se reían de mí y yo me sentí la gorda mas comilona de ese momento. Un nutricionista me llegó a retar por comer un caramelo super ácido antes de comer, y me dijo con mala cara que si se veía aumento en la balanza era por eso.
A los 15, con los cumples de quince de mis compañeras, casi nunca conseguía ropa de mi talle, porque los talles “especiales” se vendían en casas de señoras mayores, no de adolescentes, con lo que nunca me gustó ni uno de mis vestidos de fiesta, parecía una vieja. También me han tocado vendedoras escúalidas (perdón por mi resentimiento hacia ellas, pero así me sentía en ese entonces, y ahora) que con su mirada de desprecio de arriba abajo me han dicho “talles especiales en la otra cuadra” , 15 años y el peor momento de mi vida, donde nunca había aprendido a cambiar mis hábitos alimentarios, seguía con mis atracones por tristeza, por alegría y porque sí, porque no entendía que mis compañeras y amigas usen un talle menos de pantalón que yo.
Empezaba la época de salir a bailar, y como la gordita siempre es la última en ser vista, empecé a vestirme de la manera mas vulgar que podía encontrar para sentirme “linda” y atraer la mirada de los chicos. Cada noche de fiesta, venia un grupo de chicos hacia nuestro grupo de chicas y uno a uno iban invitando a bailar, al menos “lindo y chamuyero"le tocaba bailar con la mas “fea y gorda” o sea yo…y para que el pibe no se sienta mal yo daba todo de mi, incluso chaparmelo o hasta acceder a cosas sexuales para que no se sienta un perdedor, y yo tomaba alcohol sin control para pasar el rato lo menos consciente posible. En ese momento jugábamos a quien se chapaba mas pibes en una noche, yo no quería perder por ser la menos linda y flaca del grupo, y siempre terminaba ganando o empatando, justamente porque no me importaba nada y era la mas “gauchita”
Al salir del boliche, cerca de las 6 o 7 de la mañana donde empezaban a asomar la luz y los grupos de borrachos en auto dando vueltas por la ciudad, recibíamos gritos y guarradas y como mi respuesta era un insulto o un fuck you, recibía de respuesta “a vos no te lo decíamos, gorda de mierda” o “andá gorda, quien te mira” o “mirá la gordita se la creyó” o “muuuu”. Me hacía la que no me importaba, pero llegaba a casa y otra vez me la agarraba con la heladera y claro, con mi almohada que se bancaba todos mis llantos.
Hasta hace poco seguía viendo a las flacas con buen cuerpo como mis contras, a la que se había operado las tetas, a la que salia en mini, a la rubia, a la que iba al gym, a todas las veía como un algo a lo que yo nunca iba a llegar, y por eso se merecían mi repudio y crítica.
Desde hace apenas unos pocos años puedo usar bikini, porque había gente “peor que yo” para que la mirada de los otros no lleguen a mi.
Sigo pensando por dentro que el maldito entorno nos impuso tanto que lo que va es tener un cuerpazo, que tenemos que cumplir con ciertos estereotipos de belleza porque sino te juzgan o te miran o te señalan o te ponen carita de asco.
Y por suerte y gracias al feminismo, y a que me estoy deconstruyendo, de a poco yo estoy cambiando mi mirada hacia los demás, entendiendo que cada uno hace lo que quiere, que cada uno luce diferente y no somos quien para criticarlos ni señalar, cada uno debe aceptarse como es y mostrarse como siente. Debemos dejar afuera los estereotipos que nos quisieron instaurar por tanto tiempo…mi mirada hacia los demas cambió o está cambiando, pero hasta ahora yo sigo sin aceptar mi cuerpo, no me gusta verme desnuda, no me gusta ni una sola parte de mi, sigo haciendo dietas para cambiar, pero ojalá algún día pueda empezar a aceptarme y quererme y poder empezar a disfrutar de la vida como debe ser, sin esconderme.
quiero que lo sepas, tu mirada me da asco!

anónimo
ilustración de Victoria Ripalda Tamame
Comments